CAPITULO I: ¿POR QUÉ DEBEMOS PRIVAR DE APOYO OFICIAL A LA ESCUELA?
La  institución escolar es un paradigma del tipo de visión del mundo  generada por todas las demás instituciones de la sociedad actual; la  familia, los partidos políticos, el ejército, la iglesia, los medios  informativos. Todos estos organismos poseen un “curriculum ,oculto” que  puede definirse como el resultado de ser sometido a un proceso de  manipulación institucional, de definición de valores. Esta  institucionalización de los valores es la que, según lilich, conduce a  tres dimensiones que forman parte de un proceso más amplio de  degradación social y personal; la contaminación física, la polarización  social y la impotencia sicológica.
Tal  proceso de degradación se verifica y acelera cuando necesidades no  materiales se presentan como demandas de bienes, es decir, cuando la  salud, la educación y el bienestar sicológico son considerados como  resultado de servicios o tratamientos ofrecidos, desde luego, por  instituciones.
Así pues, llega a la  conclusión de que no es sólo la educación, sino la sociedad en su  conjunto la que debe ser desescolarizada, la que debe rebelarse ante la  autoridad institucional que define lo que es y lo que no es legítimo o  deseable.
La escuela -dice Illich- ha  llegado a ser la religión del proletariado actual al hacer promesas  (incumplibles) a los “pobres de la era tecnológica”. La escuela no  libera porque en su afán de educar sujeta a los alumnos a medidas de  control social; los certificados escolares son índices que permiten  manipular el mercado de trabajo. La escuela divide la realidad en dos  terrenos, algunos lapsos procesos y medios que son considerados  educativos, y otros que no lo son. La escuela divide la sociedad  internacional en “castas” según el nivel escolar de los países,  presentando un “ideal” educativo inalcanzable, pues además de resultar  incosteable, se apoya en el falso supuesto de que la mayor parte del  saber es resultado de la enseñanza proporcionada por el ritual de la  institución escolar.
CAPITULO II: FENOMENOLOGIA DE LA ESCUELA
El  autor encuentra que básicamente son cuatro las funciones de los  sistemas escolares modernos: custodia, selección, adoctrinamiento y  aprendizaje. Estas funciones son desarrolladas dentro de la es- cuela a  la que define así- “el proceso que especifica edad se relaciona con  maestros y exige asistencia de tiempo completo a un curriculum  obligatorio” (p. 56).
1) Edad: La  escuela agrupa a las personas según sus edades; existe la creencia, por  ejemplo, de que los “niños” deben estar en la escuela, aprenden en la  escuela y sólo se les puede enseñar en la escuela. Illich afirma que el  concepto le “niñez” es reciente en Europa Occidental y aún más en  América. Aparece con la sociedad industrial y la burguesía emergente; es  entonces cuando con preceptores y escuelas privadas se “fabrica” al  niño. El sistema escolar y la niñez son fenómenos interrelacionados, lo  mismo que la “sabiduría institucional” lanzada al mercado como una  mercancía más.
2) Maestros-Alumnos:  Por definición, los niños son considerados como alumnos, por lo tanto su  aprendizaje depende de un custodio-maestro. La escuela a su vez se  sustenta en la afirmación de que el aprendizaje es resultado de la  enseñanza cuando, en realidad, la mayor parte de lo que sabemos lo hemos  aprendido precisamente fuera de la escuela. Aun en la escuela misma, el  aprendizaje no depende totalmente del maestro, sino de variables como  las estrategias para “pasar” exámenes, la capacidad memorística de los  alumnos, su relación con los compañeros de clase, cte. El hecho de que  la escuela exista y la escolaridad sea considerada si no obligatoria,  deseable, determina que la gran mayoría de personas que no puede asistir  a ella, tarnbién .’aprenda su lección”, es decir, quede instruida sobre  su inferioridad.
3) Asistencia de  tiempo completo: La obligación de asistir a clases sumerge a los niños  en una especie de contexto sagrado (“educativo”); el aula se convierte  en un recinto mágico. De tal modo, se los aparta del contacto con la  realidad cotidiana. Al mismo tiempo, el profesor asume las funciones de  custodio, predicador y terapeuta, con el derecho de participar e incluso  dirigir las vidas privadas de sus alumnos. La escuela reclama tiempo y  energías de los estudiantes por un considerable lapso de sus vidas. El  ceremonial, ritual de la “escolarización” constituye un curriculum  oculto que inicia a los hombres en la sociedad de consumo.
CAPITULO III: RITUALIZACION DEL PROGRESO
Illich analiza en este capítulo las principales conexiones entre el consumo escolar y el consumo social.
Al  graduado, dice, se le escolariza para cumplir un servicio selectivo  entre los poderosos en la sociedad. El alcanzar niveles superiores de  educación significa que de alguna manera se ha cumplido  satisfactoriamente con las reglas del juego del sistema en las primeras  etapas escolares. La universidad impone normas de consumo tanto en el  trabajo corno en el hogar.
Ahora  bien, esta capacidad de fijar dichas metas es bastante nueva: Illich la  ubica en la década de los sesentas, cuando se difunde en las sociedades  la “ilusión” de un acceso igual a la educación pública. Anteriormente no  era automática la conversión del conocimiento en riqueza. Esta  conversión ha conseguido que se pierda la búsqueda del saber,  característica de las universidades antiguas, cuyos egresados eran más  bien outsiders sociales. Ahora, en cambio, tanto para los estudiantes  como para las naciones, el estudio es considerado como una inversión que  promete pinglies ganancias económicas y un factor clave para su  desarrollo.
A pesar de esto, a partir  de 1968 la universidad ha perdido considerable prestigio entre sus  creyentes. En Estados Unidos, por ejemplo, los jóvenes han rechazado  prepararse y diplomarse para a fin de cuentas contribuir a la guerra, a  la contaminación, a la manipulación de todo tipo. Muchos de ellos se  niegan a integrarse a la sociedad diplomada y pasan a formar parte de la  contracultura; otros, reconociendo que el Sistema Escolar posee el  monopolio de recursos para la construcción de una contrasociedad, se  desenvuelven en este medio formando lo que luich denomina “focos de  herejía en medio de la jerarquía”.
El autor enlista una serie de mitos producidos por la escolarización social:
- El mito de los Valores Institucionalizados: la escuela inicia en el 44 mito del consumo sin fin”. Todo proceso produce valor y en consecuencia la producción genera demanda. La escuela enseña que la instrucción produce aprendizaje, al haber escuelas hay demanda de escolaridad. Al ser conformadas las imaginaciones de los alumnos por la instrucción curricular, se hallan condicionadas para aceptar las planificaciones institucionales de todo tipo. Con esto se transfiere a las instituciones la propia responsabilidad. “El hombre adicto a ser enseñado, busca su seguridad en la enseñanza compulsivo” (p. 81).
- El mito de la Medición de los Valores: La escuela inculca valores institucionales sujetos a cuantificación; de ahí en adelante se concibe que en este mundo todo es mensurable, inclusive el ser humano y su imaginación. La escuela divide lo aprendido en paquetes- materias, partes definidas que se integran al curriculum oculto formado por bloques y cuantificable por una “escala internacional”. Todo aquello que escapa a la medición es puesto en duda.
- El mito de los Valores Envasados: Los valores que dicta la escuela se presentan con un adecuado embalaje y precio en el mercado del consumo social. Así, la escuela vende “curriculum”, un paquete de significados planificados y sujetos a obsolescencia; el curriculum es un conjunto de mercancías cuya demanda ha sido previamente asegurada; a los alumnos se les enseña a adaptar sus expectativas a los valores comercializables, partiendo de la idea comúnmente aceptada de que el juicio de una persona o grupo puede determinar lo que otra necesita aprender y el tiempo en que debe hacerlo.
- El mito del Progreso que se Perpetúa a sí mismo. luich descubre una lógica similar prevaleciente en los negocios, la guerra y la educación; de la misma manera que “los negocios son los negocios” (acumulación sin límite de dinero), que la guerra es matar (acumulación de cuerpos muertos), la educación es escolarización, un proceso que tiende a perpetuarse a si mismo y que se mide en términos de alumnos-hora.
Después  de analizar los valores mitificados producto del sistema escolar,  Illich establece una similitud entre la Escuela Universal y la Religión  Universal, apoyándose en los argumentos que a continuación se presentan:
La  escuela es capaz de ser la Iglesia Universal de nuestra cultura dado  que ninguna otra institución cumple mejor el papel de ocultar a sus  participantes las discrepancias entre los “principios sociales” y la  realidad social de nuestro mundo; sirve como generadora y vigilante del  “mito social” debido a su estructura de “un juego ritual de promociones  graduadas”; y es aquí donde Illich enfatiza el poder del curriculum  escolar: “la introducción a este ritual es más importante que el asunto  enseñado o el cómo se enseña: es el juego mismo el que escolariza, el  que se mete en la sangre y se convierte en hábito (p. 88).
Se  inicia a la totalidad social en el mito del consumo sin fin de  servicios. Paralelizando con la religión agrega: “La gracia se reserva  para los que acumulan años de escuela: los desertores son expulsados del  paraíso porque habiendo sido bautizados no fueron a la iglesia,  aprenden a sentirse culpables por ser subconsumidores de  escolarización.”
De esta manera, la  escuela contribuye a crear un nuevo tipo de alienación; enseña la  necesidad de ser enseñado por instituciones; esta nueva iglesia mundial  es pues, “la industria del conocimiento, proveedora de opio y banco de  trabajo durante un número creciente de años de la vida de un individuo”.  La desescolarización es por consiguiente fundamental para cualquier  movimiento de liberación del hombre (p. 93).
Al  plantear el autor que la escuela como industria de conocimientos ha  llegado a ser el principal “patrón” de la sociedad, resalta al mismo  tiempo el potencial revolucionario de la desescolarización. La escuela  como institución es la que moldea la visión de la realidad en el hombre  de una manera más sistemática, ya que sólo ella está acreditada para  formar el juicio crítico del ser humano, función que cumple a modo  escolarizado, es decir, enseñando que el aprender sobre sí mismo, los  otros y la realidad en general, se logra dependiendo de un proceso  preempacado. Poner en duda la bondad de la escolarización significa  entonces plantear un cuestionamiento de todo el orden económico y  político, peligrando así la supervivencia del sistema en su totalidad.
CAPITULO IV: ESPECTRO INSTITUCIONAL
Partiendo  de que el futuro de nuestra sociedad depende en parte importante de la  elección de nuevas instituciones, más que del desarrollo de nuevas  ideologías y tecnologías, el autor sitúa dicha elección entre dos  alternativas básicas de instituciones tipo, ubicadas en los extremos de  un espectro institucional.
A la  derecha del mismo sitúa las “instituciones manipulativas” cuyo ejemplo  tipo es la escuela. Estas instituciones se caracterizan por ser  formadoras de hábitos, es decir, crean adicción social psicológica hacia  sus servicios. Además son altamente costosas, selectivas y jerárquicas.  Junto con la escuela, Illich considera instituciones manipuladoras a  las que controlan la vida política, la asistencia médica, la  comercialización, la administración de personal, ete. Al otro extremo  del espectro nos encontramos con las “instituciones conviviales”, tales  como las redes telefónica y postal, los parques, etc.: aquellas cuyas  normas se dirigen únicamente al control de abusos en su empleo.
Así,  Illich afirma su convicción de que un cambio social radical debe ser  necesariamente precedido o al menos iniciarse con un cambio en la  conciencia que se tiene de las instituciones, en un rejuvenecimiento del  estilo institucional.
CAPITULO V: COMPATIBILIDADES IRRACIONALES
Se  reconoce que aún ahora la desescolarización social es una causa sin  partido. El autor hace una crítica a los innovadores educacionales que  siguen apoyándose en la creencia de que la conducta adquirida bajo la  vigilancia de un pedagogo es altamente valiosa tanto para el alumno como  para la sociedad. Siguen buscando la manera de canalizar los recursos  educativos a través de embudos institucionales: se continúa con la idea  básica de que la educación es resultado de un proceso institucional  dirigido por educadores.
En  contraposición Iván Illich sostiene que una revolución educativa  necesita apoyarse en nuevas orientaciones de la investigación, en una  comprensión distinta del estilo educacional en vías de una  contra-cultura naciente.
CAPITULO VI: TRAMAS DE APRENDIZAJE
Este  capítulo se propone demostrar que lo contrario de la escuela es  posible; o que podemos partir del aprendizaje automotivado en vez de  coercitivo, flagrantemente o no, en el que los profesores deben  “convencer” y obligar al estudiante para que dedique tiempo y voluntad  al aprendizaje institucional; o que podemos ofrecer al alumno la  oportunidad de establecer vínculos nuevos con el mundo en lugar de  canalizar todos los programas envasados por medio del profesor.
Es  decir, que lo que se requiere y es factible de realizarse, es la  creación de lo que é1 llama “un nuevo estilo de relación educativa entre  el hombre y su medio”.
Ahora,  ¿cuáles son las características de nuevas instituciones educativas? El  autor dice que un buen sistema educativo debe tener tres objetivos  básicos
- Proporcionar a todos los que lo deseen, el acceso a recursos deaprendizaje, disponibles en el momento que lo necesiten.
- Proporcionar la oportunidad de compartir lo que saben a quienes quieran hacerlo, encontrando a quienes quieran aprender de ellos.
- Proporcionar la oportunidad de presentar en público los tomas de debate a quienes deseen presentar sus argumentos.
Como  formas de proporcionar acceso a los recursos, Illich presenta tipos de  “tramas educacionales”, partiendo de la pregunta: “¿Con qué tipo de  cosas y personas podrán querer ponerse en contacto los que quieren  aprender a fin de aprender?” (p. 144).
Estas tramas son las siguientes
- Servicio de Referencia de Objetos Educativos.
- Lonjas de Habilidades de Servicio de Búsqueda de Compañero.
- Servicio de Referencia de Educadores Independientes.
O  sea, se concibe que el aprendizaje requiere acceso a información y a la  crítica; que la información puede obtenerse de cosas y personas; la  crítica puede desarrollarse con semejantes o iguales (compañeros) y  mayores o educadores. Las cuestiones que requieran de una rutina para  aprenderse, tales como las habilidades de todo tipo, pueden ser  accesibles mediante las lonjas o listas de habilidades que proporcionen  datos sobre los interesados en enseñar la habilidad que poseen.
Así,  se plantea como alternativa a los “embudos escolásticos”, redes de  comunicación que faciliten nuevas vías de acceso a la educación.
CAPÍTULO VII: “NACIMIENTO DEL HOMBRE EPIMÉTRICO
Este  último capítulo que a manera de epílogo engloba bajo una perspectiva de  crítica humanista las objeciones de Illich a la escolarización social,  es producto de las conversaciones del autor con Erich Fromm.
El  autor se remite a la mitología griega a través de la historia de dos  hermanos: Prometeo y Epimeteo. El primero roba el fuego a los dioses y  lo trae a la Tierra, enseñando a los hombres a forjar el hierro.  Epimeteo, duramente criticado por su hermano y por toda la Grecia  clásica, se casa con Pandora, la diosa de la Tierra en la Grecia  matriarcal, la que todo lo da, y que dejando escapar todos los males de  su ánfora, la cierra antes de que salga la esperanza.
Siendo  considerada Grecia como la “cuna” de la civilización occidental, Elich  establece una similitud entre la historia del hombre moderno y la  historia de Prometeo; el empeño prometeico es traducido en un afán por  crear instituciones a fin de atrapar cada uno de los males  desencadenados con el olvido completo de la esperanza. Así, dice, es la  historia de una esperanza declinante y unas expectativas crecientes.
Este  reemplazo de la esperanza (fe en las bondades de la naturaleza) por las  expectativas (confianza en el resultado de la planificación y control  humanos), data del periodo clásico griego. Epimeteo, por  .’esperanzado?’, fue entonces sinónimo de percepción tardía, de  lentitud. Prometeo, en cambio, simboliza el “progreso”, la  planificación, el desarrollo tecnológico. Al contrario de los primitivos  que poseían ritos sagrados como iniciación social, los griegos clásicos  sustituyeron esto por la educación (paideia) a través de la cual era  permitido el acceso a las instituciones de legitimización social que  habían sido creadas para enfrentarse a los males liberados.
El hombre clásico empieza a construir un contexto “civilizado” para vivir, a moldear el medio ambiente a semejanza suya.
El  hombre contemporáneo además de intentar que este proceso sea completo,  un entorno totalmente sujeto a su hacer planificador, se ha llegado a  dar cuenta de que lo que puede hacer sólo a costa de rehacerse él mismo  continuamente para adaptarse a su obra.
En  términos de Illich: “Debemos enfrentarnos al hecho de que es el hombre  mismo lo que está en juego” (p. 195). “El oscurecimiento de la realidad  por el smog producido por nuestras propias herramientas nos rodea.
“Súbitamente nos hallamos en la oscuridad de nuestra propia trampa!’ (p. 198).
Esta  lógica del absurdo que prevalece en la sociedad “civilizada”, es  resumida por el autor en los absurdos institucionales. El absurdo  institucional es evidente en los organismos militares que sólo pueden  “defender la libertad, la civilización y la vida únicamente  aniquilándolas” (p. 199).
Sin embargo  también lo encontramos en todas las otras instituciones (agricultura,  manufactura, medicina, educación) que generan más necesidades que  satisfacciones, y que al tratar de satisfacer las necesidades que ellas  mismas crean, no hacen otra cosa que “acabar la tierra”, desequilibrando  el medio que pretenden dominar.
En  este contexto, la escuela como proceso planificado conforma al ser  humano para aceptar un mundo planificado. La dependencia de las  instituciones reemplaza la confianza en la buena voluntad personal. Al  mismo tiempo, los productos institucionales contradicen sus metas.
¿Qué alternativas podemos considerar ante un mundo de institucionalización de valores y procesos planificados?
Según  Illich, si deseamos encontrar un nuevo equilibrio de nuestro medio  ambiente global necesitamos desinstitucionalizar precisamente los  valores que sustenta la sociedad de hoy. Empieza a crecer ya la minoría  internacional que sospecha y con fundamentos de que “algo estructural  anda mal en la visión del ‘honro faber’. . . ” (p. 207) -. Esa minoría  desconfía de las utopías científicas y comparte la sensación de  encontrarse atrapada en las instituciones que el hombre mismo ha creado  para dominar y conformar su medio, del mismo modo que Prometeo (dios de  los tecnólogos) se encontraba atado a sus cadenas. Esta minoría  “esperanzada” más que expectante, movida por la visión de que una nueva  concepción del ser humano y de la realidad, desligada de la autoridad  institucional, es necesaria para plantear un
 
se ha quedado la frase a medias (la ultima ) :D
ResponderEliminarAlgunos capítulos los resumiría un poco más y terminaría la última frase que se ha quedado a medias.
ResponderEliminares necesaria para plantear un cambio social radical, es la que Elich denomina "epinieteica"
ResponderEliminareso es lo que queria decir :)
Me parece bien que hayas hecho otra entrada con lo mismo mas resumido ya que esta esta un poco demasiado extenso,pero vamos la otra entrada esta de lujo ;)
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarGracias por el resumen! Es un currazo! ;)
ResponderEliminarExcelente aporte gracias!
ResponderEliminarExcelente trabajo. Gracias por compartir.
ResponderEliminarIllich es un buen referente para repensar la educación en un contexto de necesidades de decrecimiento, convivencialidad, independencia tecnológica y gobernanza. Gracias por el resumen
ResponderEliminarBuen trabajo.
ResponderEliminarMe parece muy interesenta este contexto ya q practicamente nos hable sobre la educacion la convivencia de crecimiento en la sociedad
ResponderEliminarExcelente!
ResponderEliminarQuisiera sus opiniones a propósito de la educación y la lucha contra la institucionalidad, la Escuela Máquina de Guerra, expuesto en el siguiente artículo:
ResponderEliminarhttp://revistas.univalle.edu.co/index.php/praxis_educacion/article/view/7796/10218
Ayjuaresumen ��
ResponderEliminarEs interesante conocer los diferentes puntos de vista de la escolarización en una sociedad en donde ella misma al parecer no siempre es la única o mejor vía para que el ser humano pueda crecer y desarrollar su conocimiento, ya que se pueden romper esquemas y lograr los mejores propósitos; pero de manera muy comprometida con los hábitos de lectura, análisis y propuesta autodidacta.
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